Mis primeras puntas

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Aprovechando la inclusión de una clase de puntas los viernes a partir de octubre, se nos ha ocurrido poneros en materia explicándoos qué son las puntas, para que sirven y de donde vienen.

Las zapatillas de puntas o comúnmente conocidas solo como “puntas”, son peculiares comparadas con unas zapatillas normales debido a que la punta está endurecida para que las bailarinas puedan subirse sobre ella y así estilizar más la figura. Las zapatillas, poseen la punta de tela, cartón y cola, endurecidas de tal manera que permite alcanzar la virtuosidad y la sensación etérea a las bailarinas.

 Esta búsqueda de la elegancia y las líneas infinitas tuvo lugar en el siglo XIX, debido a que en aquella época estaban en auge los ballets románticos, siendo la danza un cúmulo de inspiración de seres espirituales como hadas y espectros, lo que daban como producto final bailarinas que intentaban parecer seres sobrenaturales.

Los pioneros en esta modalidad del ballet data de 1796 cuando el ballet Céfiro y Flora de Charles-Louis Didelot hacía sostenerse a sus bailarines sobre las puntas de los pies. Un poco más adelante, Jean François Coulon enseñó a sus discípulas Geneviève Gosselin (1813) y Amelia Brugnoli (1820) a subirse a las puntas, aunque sobre zapatillas flexibles, equivalentes a las medias puntas de hoy en día.

Pero la bailarina referente y a la que se le atribuyen todos los méritos en la materia fue Marie Taglioni en el ballet de la Sylphide (1832), un ballet creado por su padre para ella. En éste se ponen de manifiesto las cualidades de la bailarina etérea, grácil y elegante, siempre fuera del alcance del héroe.

Todo esto ha llegado a nuestros días a través de la elegancia que caracteriza a una bailarina de ballet. Os recomendamos encarecidamente que si habéis hecho durante más de un año ballet y tenéis más de 12 años, vengáis a las clases que impartiremos a partir de octubre, no os arrepentiréis.

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